martes, 16 de febrero de 2010

Oración de la aspiradora

A veces, para hacer oración no hay nada como realizar una tarea rutinaria en la que no haya que tomar decisiones importantes y que te permitan concentrarte en lo que te importa. Otros friegan suelos, yo paso la aspiradora.

Empiezo cantando unos versos de algunas canciones de alabanza a Dios "... no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, nadie más que a Él..." y "... a Él sea la alabanza, a Él sea el poder, a Él sea la gloria por siempre, por siempre, a Él..."

Este fin de semana acontecieron dos hechos que me hacen pensar y plantemarme en qué creo, en qué consiste mi fe.

1) Reunión con los padres de la catequesis (a lo mejor ya lo he dicho pero soy catequista y este año "mis niños" hacen la primera comunión). El hermano Pablo (coordinador de catequesis y de la reunión) hace un comentario diciendo que él hace su labor porque cree en Dios y porque cree que ésta es la labor con la que mejor le sirve. Después, para relajar y amenizar el momento, me pregunta que si no es ese también mi caso, "porque sino no sabe que estamos haciendo allí". Mi respuesta inmediata fue muy correcta, pero la pregunta siguió ahí en mi mente, y desde entonces no deja de dar vueltas por mi cabeza.

2) Primera lectura del domingo, Jeremías 17, 5-8: Así dice el Señor: "Maldito quien confia en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confia en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un arbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raices; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto".

Bien, volvamos a la pregunta ¿en qué creo?
Una respuesta fácil sería: lo que dice el Credo. Pero repasemos esa oración. El comienzo es básico dice (o digo yo que la rezo) que creo en Dios, que creó el mundo. Sigue (o sigo) diciendo que Jesús su hijo vino al mundo y que murió y resucitó para salvarnos (hum ese último concepto no lo dice :-( y ni siquiera lo deja implicito). Y termina (o termino) recordando al Espíritu Santo, la Iglesia y la resurrección de los Santos y la Vida Eterna. No, no se me olvida María, pero ella es para mí una gran incógnita.

Así como lo expresa la oración es fácil de asumir y aunque no se recuerden la palabras concretas de la oración (que sí las recuerdo) esos son los conceptos que cualquiera puede recordar.

Pero la verdad es que así sola la oración no me dice mucho, es necesario desgranarla frase a frase y apoyarse en los Evangelios (como mínimo), para darse cuenta de lo que de verdad significa, gracias a Dios mi formación y mi experiencia religiosa es un poco más amplia.

Así que pasamos a otro comentario que hizo el hermano Pablo (Dios lo bendiga): "Yo creo que Dios está aquí con nosotros" imagino que basandose en la omnipresencia de Dios y en "Allí donde haya dos o más reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos". Bueno pero ¿estabamos allí reunidos en nombre de Dios o sólo por que nos había convocado el hermano Pablo e ibamos a ver que tenía que decir?. Sin duda el hermano Pablo nos convocó en nombre de Dios pero ¿cuantos eramos conscientes de ello o nos importaba?. Nos convocó en nombre de Dios porqué aprovechó para darnos una catequesis de choque con todos los "mínimos imprescindibles" que debe creer y considerar un católico camuflándolos de "cómo preparar a los niños para la comunión", me incluyo porque, aunque la catequesis iba destinada a los padres de los niños, a mi también me vino bien. Y lo que es peor, yo que soy catequista y estaba allí de apoyo, ¿por qué me sorprendieron tanto sus palabras? si las he meditado, asumido y "predicado" muchas veces.

Y luego vino el domingo. El evangelio de las Bienaventuranzas no es que tenga desperdicio (de eso espero hablar otro día) pero a mí me llamó más la atención esa primera lectura del profeta Jeremías. Quizás por mi estado de ánimo. Me identifico totalmente con la primera parte, con la del "cardo", aún cuando "hago" todo lo posible para estar en la segunda (la del árbol junto al agua). Quizá el problema sea justo eso "hago" y no "dejo hacer" a Dios a través de mi, es decir pongo mi "yo" por delante de todo, incluido Dios. Lo cual me vuelve a la misma pregunta: ¿en qué creo?.

El que tenga oidos para oir que oiga.

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